martes, 27 de enero de 2009

"MATRIUSKA DE CANELA"

Mi piel ajada y tersa como antigua madera.
Madera reluciente que limpio con afán.
Afán tengo en mis dedos, matriuska de canela.
Canela en rama y verbos dibujados con tinta.
Con tinta voy trazando los trazos de mis nervios.
Mis nervios son pausados, trenzados con dolor.
Con dolor vivo atado al vaivén de mis versos.
Versos que con destreza degusto en mi interior.
Mi interior: una caja llenita de sorpresas.
Sorpresa es la palabra con que defino Vida.
La vida es este instante en que escucho mi voz.
Mi voz está muy tierna, y es de madera fina.
Finamente me acoso, me quiero, me poseo.
Poseo otras virtudes que algún día abrirás.
Y se abren también conmigo mis defectos más mustios.
Mustio, el tiempo y el viento, se inclinan en mi paz.
Mi paz me abre ventanas, me colorea la vida.
Vida me dan las manos que estrecho sin parar.
Sin pararme en las comas voy catando mis años.
Años que he convertido en toda una verdad.
Verdad es que me adobo en todo lo que añoro.
Añoro un buen partido, un celo, un festival.
Festivaleando el alma me apoyo en mis poemas.
Poemas que bostezo, bocetos de mi edad.
Edad de un Cristo fiel a mi melancolía.
Melancolía hallo hasta en mi caminar.
Caminando tropiezo con nuevas sensaciones.
Sensaciones que vuelven en fetiche mi amor.
Amor tan insaciable que me descubre fibras.
Fibras de sentimientos tan hondos como el mar.
Mar ajado que tengo tatuado en mi madera.
Madera el material que corre por mis venas.
Venas que no envenenan y que bombean versos.
Versos que se me escapan desde este corazón.
Corazón bien guardado dentro de varias cajas.
Cajas que me recubren del frío y del amor.


JAVIER BRAVO
barcelona, 4 de diciembre de 2008

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