jueves, 29 de octubre de 2009

VERDE: VIDRIO.



para Vicente.



De vidrio son mis ojos cuando de mí te ausentas,
se empaña hasta el brillar de mi ajado cristal.
Me convierto en líquido, llueve una nueva espera
y mis ojos, vidriosos, se vierten a llorar.

Baracas y muranos, melancolía húmeda,
batallas que derramo de mi mirar pluvial.
Vuelvo a mi caja frágil, a temerle a este mundo
que no entiende de encuentros, de cuerpos reflejados,
de luces que se lucen, del dolor del cristal.

Congestiono, erizado, lágrimas que se escapan.
Por dentro mil cristales son el charco de mi.
Me descubro de acero aprendiendo a esperarte.
Casi estallo en pedazos y me vuelvo a fundir.

En esta cristalera tu ausencia me hace fuerte
y reciclo mi llanto para sobrevivir.



JAVIER BRAVO
Barcelona, 21 de octubre de 2009.
(12:35 am)

"APROVECHO EL BAJÓN"



para Vicente Luján. Forever and ever.



Ya no concibo deshojar los días sin tenerte a mi lado.
Esta mañana, de regreso a casa, me he acabado de dar cuenta que a mis treinta y cuatro años, apenas soy un niño.
Un nuevo sentimiento toma partido en mi cuerpo que pensaba sabiondo, pesado, con casi todo aprendido. Casi todo porque hoy apareces ayudándome a crecer mientras voy disfrutando de lo glorioso que es compartir mi alegría contigo, mi viento, mis mareas, tifones y tsunamis. Valiente tú, mi valiente, por atreverte a amarme como si en ello se te fuera la Vida, Mi mejor Romeo, mi mayor canción. Por hacerme caer en la tentación de tener tu cara tatuada en mi retina todas las horas de los santos (y algunos no tantos) días. Eres la fotografía aquella que disparé en mi mente cuando aun era más joven y siempre salió borrosa, desenfocada, fatal. Y finalmente la he conseguido... Hoy haces que mi álbum de instantáneas se llene de recuerdos y de momentos que serán imposible olvidar, desenfocar, distorsionar. Instantáneas para mi eternidad. Y lo has hecho tú, mi locura encontrada en internet, navegando en las mismas aguas en las que me juré encontrarte y donde cayeron millones de lágrimas dibujando este río donde ahora me ahogo porque no te tengo cerca y te quiero.... Te quiero traer a mi como el río aquel y beberte, y acariciarte lentamente, aunque hunda mis manos en tu húmeda silueta. Y beber, saciar esta sed que da la lejanía. Has hecho que el lado derecho de mi cuerpo (ese que mejor se acopla a ti) me pregunte constantemente cuando volverá tu calor a acomodarse junto a él...Y en cada verbo tuyo naufragan diez poemas... Y tu voz aterciopelada que con tu simpatía tan acaramelada se ha apoderado de mis zonas erógenas, y totalmente, de mi curiosidad... Y me conviertes el gris en verde, el negro en flúor, la montaña en mar, el volar en confiar... Y se que lo haremos alto, confiados volaremos y este ritmo parsimonioso nos enseñará a planear. Se que desplegaremos nuestras alas y será un viaje placentero, positivo, bonito, real, con el aire de frente masajeando nuestros rostros dopados de felicidad. Solo tengo que mirarte a los ojos para saberlo. Sé que será un bonito recorrido, que estamos cogiendo buen impulso para cuando el mundo se nos quede pequeño y decidamos habitar “nuestro” planeta. Asteroide compartido por este par de locos que solamente quieren cohabitar en paz, con pasión, drogas blandas, amor y un subidón constante.
Puedo atreverme a decir que es la primera vez que este sentimiento se apodera de mí, que me encuentro en todos los sitios con los ojos vidriosos. Inesperadamente descubro un trayecto nuevo en mi largo recorrido que no sé donde me llevará, pero viajo con la fe de que estás a mi lado y entonces es cuando veo que el destino será un paraíso porque estarás contigo, No se dónde, pero juntos. Entonces, donde quiera que esté, el destino hace su jugarreta y los ojos vidriosos se convierten en lágrima. Y las lágrimas, agridulces, no paran de asomarse a mi seca piel.
Es cuando me doy cuenta que estoy enamorado. Vienen escalofríos. Sube la adrenalina. Y también me recuerdo lo que consumí ayer.
Aprovecho este bajón de la noche de anoche en que todo fue derroche (sellada con Su broche) para convertirlo en subidón, para hacer que esta melancolía lógica de los excesos me lleve a él y me halle sonrientemente tristón a carcajadas con la vida, dándole las gracias por este estallido de cariño del que me ha hecho cómplice, alumno, dueño, señor, propietario . Pobre hasta las trancas y rico hasta sus huesos...Estallido que necesitaba, cariño que gritaba, sinceridad que anhelaba. Creciendo con y sin él. Pensándole, amándole, catándole, atándome como nunca pensé que me líaría. Bondage de amor en una nube cargadita de lluvia, de ilusión, de húmedo futuro.
Y hoy de camino a casa, cansado y aturdido, me siento más perdido que nunca y más encontrado que siempre.... Y no me da miedo viajar... Aprovecho el bajón para venirme arriba. Sé que de melancolía me queda un día más... Es lo que tienen las drogas y las montañas rusas: mientras más alto subes más te cuesta bajar.


JAVIER BRAVO
Barcelona, 13 de octubre de 2009

"DISTANCIA-CERCANÍA"


Me voy lejos, quizás, para verme de cerca;
para, distante entonces, examinar mi yo.
Me marcho a muchos metros de mis días más turbios,
achicando distancias,
espiando mis sinos...
Necesito ver cómo me sienta el mundo,
si bailamos, pegados, en plena simetría,
si el “chroma” que hay a mi espalda
se ajusta a mi color...
He estado antes muy lejos de lo que quiero cerca,
mientras me acomodaba más me alejaba yo.
Hábil esta distancia, a la par necesaria,
y desde la barrera los toros camelar,
lidiar con mis errores,
salir a hombros, a gritos y por la puerta grande
engañando a la bestia que enviste hasta matar.
Hoy, mientras me alejo más me acerco al presente,
y palpo casi liso el rostro de mis sueños,
las cosas que me quedan
y mi realización.

Volveré a la ciudad,
habitat natural,
donde enjaulo mis días
donde sé naufragar.
Necesitaba escapar de contaminaciones,
de aires saturados,
de kilómetros rancios,
de todo peso muerto que estorba al caminar.
Me voy lejos, quizás, porque lejos es cerca
y cuando esté bien cerca me exiliaré muy lejos
buscando nuevos toros,
clavando banderillas
en cualquier maestranza
de una nueva ciudad.
Seré torero entonces en las distancias cortas,
estaré siempre cerca de cualquier lejanía,
con la frente bien alta,
los reflejos alerta,
un buen traje de luces,
la bestia a pocos metros
y ganas de torear.



JAVIER BRAVO.
Barcelona, Sant Joan Despí.
15 de octubre de 2009.

R (respiro)


Puede durar un año, un mes, una mañana
pero es imprescindible para poder seguir
enjaulando caricias que escapen de tus manos.
Necesitas saber que te echo a faltar.

Encontrarme ojeroso esperando a que vuelvas
con los pulmones llenos de oxígeno y pasión.
Refregarme en tu ausencia, mojarte en una lágrima,
que un lado de tu mundo se llene de mi voz.

Ser tumulto en tus noches si se quedan vacías,
el murmullo del viento que enfría tu calor.
Ser la historia sin fin que encontró su destino
y encadenar, tranquilos, nuestra respiración.

Se necesitan ver mañanas sin su brillo
y que nos falte el aire,
y que me nuble todo
para que, imaginándote,
no nos asfixie el sol.




JAVIER BRAVO.
Barcelona, 12 de septiembre de 2009

E (equilibrio)


Siente el equilibrista que el mundo se desploma.
Entre dos azoteas
un trapecio al que aprecia,
una cuerda bien tensa que actúa de salvación.
Y por más que le tienta la idea del suicidio
prefiere de puntillas caminar y llegar
al “podium” que le espera justo en la otra esquina,
hacerlo trampolín y lanzarse al vacío
sobrevolando el mundo,
redoble de tambores,
sonrisa que planea
y dejarse llevar.
Entre dos azoteas
siente el equilibrista que el mundo se le asoma.






JAVIER BRAVO.
Barcelona, 27 de octubre de 2009

SALVA VIDAS (canción)



“ ...y yo estoy esperando alguna estación desconocida
y tú me esperas a la vez.”
Algora.

Para Vicente.



Desde arriba me lanzan susurros como truenos,
el agua en mis oídos los trasparenta más
pero son gritos que me cantan
que navegar no es una danza.
Y corroe el salitre,
y mudas las gaviotas
me obsequian con la balsa que es tu boca a boca,
aparición bendita,
bendito respirar.


Eres salva vidas.
Eres mi salva minas.
En un punto innombrable de mi mar me mareo
y en ese mismo instante, en ese mismo sitio,
alas de mariposa,
comienza el anhelar
la playa más cercana, el camino de vuelta.
Arcoiris mis manos que bailan un deseo,
tormenta que enmudece cuando me ve nadar.


Sin saber el misterio del azul de mis pies
arriba una caricia te roza sin querer.
Y dialogo con olas que delinean tu cuerpo
y yo braceo mientras tanto.
Y platico con algas plastificando el viento
y me respondes a la vez.

En plena marejada de una mar bien ajada
tu ayuda es una tabla que flota y tiene sed.
En plena sed ajada de una mar maltratada
bien me ayuda la flota de tu tabla y tu red.


Eres salva vidas.
Eres salva lilas.
Eres salva minas.
Eres salva rías.

Y truenos que me cantan
los colores que el cielo observa en tu ilusión.
Canto el agua salada que bebo cuando canto
el salva vidas que eres,
la suerte que me tengo,
los puntos cardinales,
mi hinchado corazón.

Eres salva vidas.
Eres salva minas.
Eres nicotina.
Eres aspirina.
Eres Pura Vida.
Eres una tarde
y un atardecer.






JAVIER BRAVO
Barcelona, 24 de noviembre de 2009

jueves, 1 de octubre de 2009

"DÉJÀ VU"



para Vicente, onírica realidad.



A la vida, la mueve la vida. Nada más.
Rafael Pérez Mateo.



Habían pasado muchos años. Juntos.
Aniversarios jugosos y aun se amaban como el primer segundo, esa tarde en que el Café Zurich se convirtió en el kilómetro cero de su pasión. A pesar del tiempo transcurrido y los caminos de espinas por los que batallaron no decaía la manera sensual de mirarse a los ojos, su complicidad ante cualquier cosa, las ganas locas de compartir cada amanecer cogidos de la mano, caminando lentamente codo con codo, labio con labio.
Su pasión seguía en alza. Andadura singular con algunas carcajadas y carencias. Se enamoraban cada vez que se inventaban un proyecto para compartir, desde un paseo deshojando una tarde hasta una lectura de poemas en privado, protagonizar una película porno, la platea de un teatro, una canción. Eran ya casi la misma persona. Y salvo por su diferencia de color, podía atreverme a decir que comenzaban a parecerse físicamente. Eran la pareja perfecta. Envidiaban su empatía allá donde fueran, aquella química que como un aura siempre les acompañaba. Se daban mucho apoyo. Y esta era la razón, vital, por la que este amor no moría en los tiempos que corrían.
El Uno había superado antiguos traumas, y apartándose de toda vida fácil que le rodeaba había dedicado sus tres últimos años a escribir: su gran pasión. Gracias a ello había ganado numerosos premios entre los que estaba el Premio Odisea. Disfrutaba de los días acordándose de lo duro que se le hizo llegar hasta el sol de hoy. Y desde ese mismo astro contemplaba el mundo que habitaba, agradecido, para luego llegar a su rincón (orgía de musas) para escribir, jugar con palabras, y descubrir, entregado, la fuerza de las minúsculas cuando se trazan con afecto, cordialidad y confianza. Sin defraudar. Sentarse frente el ordenador a inventarse frases era un orgasmo para él, además de su trabajo. Gozaba doblemente. Aquel millón de desidias que llevaba en su mochila por muchos años había desaparecido con el tiempo. Había saldado deudas y rodaba liviano, sereno, por la vida soñada que se inventó cada noche de su noctámbulo pasado. Ahora soñaba despierto al lado de su mejor meta hecha realidad y hecha persona. Se había “metamorfoseado”.
El Otro, guiado por sus aspiraciones continuaba una imparable labor de guía turístico por la que ya había recorrido medio mundo. Unas veces sólo. Otras veces el Uno lo acompañaba, y su jornada laboral se convertía en diversión y ocio. Atesoraban recuerdos de noches en Egipto, de la romántica París, de la insaciable Cuba. Compañeros de viajes infatigables e infatigados. Disfrutaban del tiempo libre, libre para ocuparlo con el otro respetando el espacio vital para echarse de menos, para evolucionar. Las tardes ociosas en su guarida se llenaban con alargadas partidas de ajedrez, improvisadas sesiones de fotos, maratones de series favoritas donde los dos lloraban a gusto, abrazados, húmedos. Dos melancólicos empedernidos, maltratados por la vida, enamorados a rabiar. Tan idénticos que el Otro llegó a tatuarse la palabra “química” en el antebrazo como señal de su procesión por el Uno, y demás locuras de amor.
Se habían casado hace un año. Su refugio: escueto, silencioso, armonioso lo habían llenado con Paco y María, sus bulldogs franceses, hijos adoptivos, testigos del enlace, niñas de sus ojos, libro de familia. Fue una boda sencilla a la par que profunda. Pura poesía. Pura Vida. Fue el día del enlace cuando estrenaron el hogar de matrimonio en una ciudad que ahora no recuerdo. Podría ser Madrid, Barcelona, Londres o Berlín. Eso sí, su palacio magistralmente decorado por sus mejores amigos, estaba repleto de cuadros de sus viajes, retratos con los suyos, y lo presidía una deliciosa biblioteca donde retozabar en la sabiduría de un libro y la sabiduría de vivir. Libros leídos y ojeados por ambos, traídos de muy cerca y de muy lejos. En cierta manera podían relatar su historia enumerándolos. Era una relación sabia, y eruditos ellos al querer conservar tamaña aventura. Aquel día, después del “Si, quiero” mutuo sonó “Killing me softly” versionada por Omara Portuondo. Fue en ese momento en que el Uno, de blanco marfil, decidió que quería morir en los labios del Otro, de rojo pasión, lentamente. Y colocó este tema en en Top Ten de la banda sonora de sus días.






Hoy me he despertado turbado, con los párpados pegados y muchísima sed.
Me cuesta aceptar la realidad.
El día amenaza, nublado.
Sé que cuando abra los ojos estaré triste, porque los días oscuros afectan mi ánimo, porque es duro dormir sólo cuando le tengo a él, porque no tengo biblioteca en mis paredes ni mascota que me ronde la mañana . Ha sido un azucarado sueño aunque me ha levantado de la cama agitado, roto, receloso, rabioso, lloroso. Pero esta mañana ya no se parece a mis mañanas. Las lágrimas que me quedan son sólo para él, para llorar de risa. Hoy es diferente. Me descubriré optimista, me vestiré con mis mejores galas, perfume en los omóplatos, e iré al encuentro de ese sueño, con todo mi futuro por delante, de frente, de seguro.
Cuando llegue a mi sueño, ya de día, despierto y con la cara lavada, cerraré los ojos, Él estará a mi lado y ya no tendré sed.
-“Esto ya lo he soñado”, me cantaré bajito.
Y sin decirle nada me beneficiaré.


JAVIER BRAVO
Barcelona, 28 de septiembre de 2009