"DÉJAME QUE TE ECHE DE MENOS"

Crecer es aprender a despedirse.
Risto Mejide.



Déjame que te eche de menos, que tu silencio domestique mis horas, que con un grito silencioso te reclame y me avive. Déjame que tu recuerdo se me haga maravilla, que pueda ahogarme en el sabor de tu recuerdo, maravillado, dulce y casi sin oxígeno. Déjame que te piense tormenta y que inundes mis horas con una lluvia moderada precedido por un bonito arcoiris. Déjame sentirme arcoiris. Déjame empaparme de ti y que tus truenos sean esta canción que hoy encharca mis horas que me hace vivir enamorado esperando tus truenos. Deja que el silencio me grite tu nombre. Déjame sin truenos.

Déjame que te quiera con los brazos abiertos, que mis labios deseen tus quejidos, que me insinúe detrás de una caricia, delante de tus ojos. Déjame que me anticipe a lamer tus deseos, que las paredes de mi cuerpo te llamen, que tu rostro, juguetón, se confunda entre mis horas. Que extrañarte sea algo más que una triste palabra, una no alegre conjugación de un agridulce verbo. Déjame que te vea, en la distancia ganandole la partida al deseo. Y a mí sonriéndo, ya que me tienes ganado. Mi buen partido. Deja que esta distancia nos acerque y mirándote a lo lejos tenerte muy cerca, queriéndote muy mucho, refugiado en el cielo de tu boca, pegadito a tu eco, o a ese silbido melancólico que nace cerca de mi estómago cada vez que te vas. Cada vez que te vas yo me hago más fuerte, y se anabolizan mis ganas de tenerte. Cada vez que no estás parece que muero. Luego me doy cuenta que vivo por tenerte, Déjame amar tus despedidas como un punto y seguido para siempre regresar al próximo encuentro deseoso, ilusionado, hinchado y punto.

Déjame llenarte las semanas de domingos... y quiero que bien sepas que vives en los míos. Déjame enamorarme de tus despedidas, que siempre vuelven y me vuelven liviano. Déjame volar a tu lado, juntos, sólo con el espacio mínimo, vital para despegar nuestras alas y volar alto.

Entonces no me dejes.




JAVIER BRAVO.
Barcelona, 5 de mayo de 2009